Plaza de toros

Una plaza de toros estable era una aspiración muy demandada por la sociedad arevalense, que entendía que la ciudad merecía, tanto por tradición, como por prestigio y, sobre todo, por seguridad de las personas: la gran afluencia de público a las plazas portátiles que venían siendo utilizadas provocaba una grave falta de seguridad de las instalaciones.

El nuevo coso, además de ser utilizado para acontecimientos taurinos, se dedica a otro tipo de eventos; el hecho de estar preparado para ser cubierto en un futuro, lo convierte en un gran “espacio multiusos” y conlleva un mayor aprovechamiento para actos de diferente tipología.

Está situado en el denominado “Parque Vellando”, un céntrico emplazamiento, junto a la principal entrada de la ciudad, la avenida de Emilio Romero.

Se trata de una moderna, práctica y segura construcción, con un aforo de 4.500 personas cómodamente sentadas; dispone de estupendos accesos con numerosas y amplias escaleras y pasillos, con aseos, corrales para ganado, alumbrado, etc., que producen satisfacción y orgullo al conjunto de la población.

Arévalo es una localidad con una histórica tradición taurina, que merecía contar con una instalación de estas características, tradición que se remonta, al menos, a la época de Isabel I (la Católica), que ya presenció corridas de toros en la medieval plaza de la Villa, tras una de las cuales surgió un acontecimiento histórico, el ordenamiento de los “Toros embolados o enguantados”, costumbre que todavía permanece en nuestros días.

Es curioso saber cómo Arévalo llegó a disponer, hacia finales del siglo XIX, de dos plazas fijas, una construida de madera y otra de fábrica, para pasar, después, a utilizar instalaciones portátiles, prácticamente, durante todo el siglo XX.

El día 4 de julio de 2009 y, tras una larga e insistente demanda que venía realizando la población, se inauguró el nuevo coso taurino, cuando era Alcalde el arevalense Vidal Galicia Jaramillo. Este acto se celebró con una gran corrida de toros, con la plaza totalmente llena de espectadores y espectadoras. Con toros de la ganadería de Salvador Domecq, los tres espadas, Manuel Jesús “El Cid”, Miguel Ángel Perera y Cayetano Rivera Ordoñez salieron a hombros. Para las crónicas quedará, además, el nombre del primer astado, “Bulerío” lidiado por el matador que abría plaza, Manuel Jesús “El Cid”.